MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE
ANTES DE QUE LA SEP SALGA DE VACACIONES VISITAREMOS
RECORRIDO POR LOS MURALES DE DIEGO RIVERA
PALACIO NACIONAL
Y SI ES POSIBLE EL INGRESO SECRETARIA DE EDUCACION PUBLICA
MURALES DE DIEGO RIVERA
NOS ENCONTRAREMOS EN LA ENTRADA DEL ARZOBISPADO CALLE DE MONEDA
METRO ZOCALO
HORA DE ENCUENTRO 11 AM
COOPERACION POR VISITA GUIADA 100 PESOS }
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0445514517627
GUILLERMO CAMPOS
MURALES DE PALACIO NACIONAL
José Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, o simplemente Diego Rivera, como se abrevió su nombre, reunió la historia de México desde el origen prehispánico hasta la modernidad de 1930 en un lienzo continuo de 276 metros cuadrados de los muros sur, poniente y norte de la escalera principal del Palacio Nacional.
Un atajo visual al pasado remoto y al futuro impredecible, composición de colores y formas que exponen: el misticismo precolombino, el salvajismo irracional del conquistador, las luchas por la libertad contra el invasor y el opresor y la construcción del porvenir Diego Rivera formó parte de una corriente de pintores políticamente revolucionarios quetuvieron acceso a los muros de edificios públicos, gubernamentales, para plasmar las hazañas, proezas, aventuras, gestas y trascendencias del pueblo mexicano, de las masas en acción, dejando a un lado por primera vez en la historia de la pintura a los héroes particulares y oficiales de los gobiernos en turno.
La obra colosal, Epopeya del Pueblo Mexicano, iniciada en 1929 y concluida en 1951, con técnica de pintura al fresco, no tiene una narración gráfica lineal ni consecutiva, es una amalgama de episodios nacionales que buscan concentrar hechos sociales, tiempos y personajes de la época prehispánica al siglo XX, tarea que requirió de una gran investigación histórica por parte del pintor.
En el muro norte pintó México Prehispánico y Colonia, Diego Rivera describió su interpretación íntima del México antes de la Conquista, el temperamento, peculiaridad, naturaleza y personalidad de los pueblos prehispánicos, los dioses, palacios, templos, sacrificios, juegos, herramientas y estilo de vida.
La Historia de México, se inscribió en el muro poniente, ocupa los seis arcos centrales de la escalinata, plasmó de la Conquista a la Revolución Mexicana, la bestialidad del régimen español, los artillería y los caballos contra los guerreros mexicas, las manos esclavizadas del pueblo sometido, la destrucción, el mestizaje, la evangelización y el Virreinato, las humillaciones y atropellos del triunfador, uno de ellos se refleja en el segundo arco, donde aprecia una mujer violada por el soldado conquistador.
Este muro central, también muestra las crueldades de la Inquisición, la sangre y los brazos que lucharon por la Independencia y contra la intervención francesa y norteamericana, la resistencia de Benito Juárez, la liquidación del imperio en el Cerro de las Campanas, el pueblo junto a los héroes nacionales, que emergen de la masa, a la cual deben servir. En los cuatro arcos centrales se muestran aspectos de la Revolución y sus repercusiones en los años posteriores.
En el lado sur visualizó el Mundo de Hoy y Mañana, esta pieza incluye una crítica a las debilidades de la Revolución Mexicana, la contrarrevolución representada con un obrero y campesino ahorcados con letreros de “por latro faccioso comunista” y “por rebelde agrarista”, los abusos eclesiásticos a través de una máquina de dinero debajo del altar de la Virgen de Guadalupe, el proselitismo internacional proletario en un Carlos Marx que indica la construcción del socialismo y Frida Kahlo luciendo un medallón con estrella roja, hoz y martillo.
El contenido ideológico es la sangre misma del mural, donde los héroes en su obra son la masa, el pueblo mexicano.
Todos siglos son este presente y el mural Epopeya del Pueblo Mexicano, contiene los siglos vividos y el presente remoto de México, así como sus aspiraciones de justicia para todos. Hay cientos de detalles, lecturas y visiones que se pueden hacer de este códice moderno, que en si mismo es un museo personal de las pasiones e ideología de Diego Rivera.
MURALES DE LA SEP
La historia de este edificio comienza tras ser nombrado primer Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, en 1921. Decidido a cumplir de la mejor manera con las metas de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos manifiesta la necesidad de contar con un edificio adecuado para los tres Departamentos iniciales: el Escolar, de Bibliotecas y el Departamento de Bellas Artes. El edificio debía ser proyección de la Institución, que reflejará la “obra moral, vasta y compleja” que representaban. “La Ciudad de los Palacios” requería de uno más, ahora dedicado a una importantísima tarea: La Educación de los mexicanos. Es así, como entonces el Presidente de la República, General Álvaro Obregón, accede inmediatamente a su construcción, siendo inaugurado el 9 de julio de 1922. Sin embargo, Vasconcelos aún sin estar convencido que el edificio interpretará su visión, decide invitar al muralista Diego Rivera a plasmar sus muros. Rivera, famoso por realizar obras de alto contenido social y por su ideología comunista, opta por decorar los muros con distintas escenas de la vida nacional, utilizando la técnica del fresco. El gran proyecto toma seis años en terminarse, comienza en 1923 y termina en el 1928. Al finalizar el proyecto, Vasconcelos quedó complacido con los murales, conforme con que se reflejan las ideas de la época, de la vida y las costumbres del pueblo mexicano: su historia representada en las figuras de hombres y mujeres ilustres, pero también, en la forma de gente común.
Actualmente, la construcción original del Edificio de la calle de República de Argentina No.28 ha sido respetada, pero no así sus aledaños, ya que el edifico de la SEP ha crecido y absorbido a estos otros. La primera adición fue la casa de los adelantados de Nueva Galicia, Marqueses de Villamayor, la casa del tres veces Gobernador y Capitán General de la Nueva Galicia Don Cristóbal de Oñate y finalmente, el edificio Real Aduana, junto con algunas casas contiguas, hasta llegar a la calle de Brasil para integrar el conjunto que actualmente conocemos.
El discurso representativo de los muros de este recinto, tanto los de Diego Rivera, como los de Clemente Orozco, se encauza en el lugar y en el momento histórico que se vivía en el país tras algunos años de la revolución. Por lo cual, el espíritu de la época era “estamos fundando los orígenes de una nación”, es por eso que la sede del órgano encargado de la educación pública debía transmitir de manera pictórica el pasado cultural del país a la población. Por tal razón, los murales están llenos de escenas cotidianas, que avanzan hasta las representaciones de grandilocuentes conceptos. No hay que olvidar mencionar los muros y techos de la Real Aduana ilustrados por el muralista José Clemente Orozco. Éstos sobresalen gracias al marcado estilo impresionista del autor, además de su gran tamaño e inmensidad. Clemente Orozco como Diego Rivera se encontraba dentro de esta línea de total compromiso con las causas sociales, sus obras siempre estaban ligadas conscientemente con las viejas tradiciones mexicanas, de violento dinamismo y amplísima factura, plasmándolo en sus pinturas con un realismo impresionante.
Estos murales, sin duda, como el edifico, merecen que te tomes el debido tiempo para visitar y observarlos detenidamente, y con ellos reflexiones nuestro pasado cultural. Pues hay que recordar, que como dijo el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: “Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla.”