El Alcázar de Chapultepec

Una de las grandes residencias, no sólo del país sino de Latinoamérica, se encuentra en la Ciudad de México. El Castillo de Chapultepec, lugar que eligieron Maximiliano y Carlota para su residencia; especialmente, el alcázar se convirtió en el lugar predilecto de los emperadores para estar.
El único Castillo Real de Latinoamérica fue construido entre 1778 y 1788 por el virrey Bernardo de Gálvez y Madrid quien estaba pensando en una casa de verano; durante el periodo de Independencia quedó abandonado y después se convirtió en sede del Colegio Militar: entonces se agregó la torre de vigilancia.
En 1864 Maximiliano y Carlota llegaron a Veracruz. Si bien en el puerto no fue grande su recepción, en la Ciudad parecía que la gente se desvivía por su llegada. Las calles se llenaron de gente cargando flores que ofrecerían al nuevo imperio, tanto, que la ciudad parecía un jardín extenso; en la noche, las flores se convertían en luces y colores que salían de las casas que festejaban esta llegada.
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Aunque el Palacio Imperial era la residencia oficial del gobierno, los emperadores quedaron encantados por el Cerro de Chapultepec y decidieron que ahí establecerían su morada, en el castillo. En aquel tiempo la única forma de llegar al cerro era por medio de la Calzada del Acueducto (hoy Avenida Chapultepec); así que Maximiliano mandó construir un nuevo camino que conectara al castillo con el Palacio Imperial. Así se construyó el Paseo de la Reforma. Esta avenida, aunque en principio era angosta y carecía de cualquier tipo de adorno, en realidad imitaba a los grandes bulevares que para Napoleón III se habían trazado.
La impresión que los emperadores tenían por el lugar que habían elegido y, sobre todo, por la naturaleza que lo rodeaba, hizo que pronto eligieran habitar la terraza, aunque tuvieran que renunciar temporalmente a la comodidad del Castillo.
Para Maximiliano, estos alrededores tenían el carácter de Lombardía, y la terraza les ofrecía una perspectiva de tal belleza que sólo podía comparar con la que había apreciado en las afueras de Sorrento. Por eso, el emperador solicitó a Rodríguez Arangoiti, Hoffmann y Knechte que transformaran el área con torre de vigía en un alcázar. En este alcázar se ubicarían: un salón de juntas del consejo de ministros, gabinete de trabajo del Emperador, el dormitorio del Emperador, un salón de billar, una galería exterior, una galería (corredor) del Jardín, así como el salón, la sala de estar, el dormitorio y la sala de baño de la Emperatriz.
El Alcázar de Chapultepec en ese tiempo era más pequeña que la que se tiene hoy y, luego de Maximiliano, se convirtió en la residencia oficial del Presidente de la República. Los jardines del Alcázar se mantuvieron con columnas esbeltas y una estructura metálica con la que se percibía una gran claridad y transparencia en los corredores.