DOMINGO 28 DE AGOSTO DEL 2016
RECORRIDO AL MOLINO DE FLORES EN TEXCOCO
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GUILLERMO CAMPOS
MOLINO DE FLORES
El Molino de Flores es el antiguo casco de una hacienda que se localiza en el municipio de Texcoco, a una hora de recorrido desde el centro de la Ciudad de México.
En los alrededores de esta hacienda se encontraban durante la época prehispánica los famosos jardines que el rey Nezahualcóyotl mandara construir en las cercanías de la población indígena de Texcoco durante el siglo XIV. Esta hacienda tiene sus orígenes poco después, con la llegada de los españoles a la zona en el siglo XVI, cuando el peninsular Juan Vázquez obtiene la merced real para establecer un batán, es decir, una propiedad que iba a ser destinada a la producción de textiles. Tiempo después, se inició en la hacienda la producción de harina de trigo, cuya explotación dejó importantes dividendos a la propiedad que rápidamente se convirtió en una de las más prósperas de la región, que adoptó su denominación actual debido al apellido de uno de sus dueños, Alfonso Flores de Valdez.
La mayor parte de las construcciones del Molino de Flores fueron emprendidas por Don Miguel de Cervantes y Velasco, marqués de Salvatierra, quien emprendió la edificación de la Casa Principal, el pórtico de acceso, el templo de San Joaquín y la capilla del Señor de la Presa. Según cuenta la tradición, esta última construcción fue realizada para conmemorar una aparición milagrosa en las laderas de piedra que bordean el río Cuxcahuaco, mismo que atraviesa la propiedad. Un hecho singular de esta capilla es que está en parte sostenida por las laderas del río, al haber sido prácticamente excavada sobre la roca, de manera similar a la pirámide de Malinalco. Don Miguel de Cervantes y Velasco también realizó la traza de los jardines de la propiedad que fueron engalanados por flores, fuentes y varias cascadas.
Esta hacienda siguió en auge hasta la época porfiriana, cuando en adición a las actividades antes mencionadas, también se producía gran parte del pulque que abastecía a la Ciudad de México. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Mexicana la propiedad fue abandonada y sufrió un fuerte deterioro que dejó gran parte de sus edificios convertidos en ruinas, hasta que el lugar fue declarado Parque Nacional por el presidente Lázaro Cárdenas en 1937.
En la actualidad ese mismo deterioro constituye uno de sus atractivos, ya que el Molino de Flores ha visto filmar entre sus muros más de cincuenta películas mexicanas y extranjeras. Asimismo es un importante sitio de recreo para los habitantes de las comunidades vecinas que lo visitan principalmente los domingos y constituye además un buena escapada de medio día para quienes viven o visitan la Ciudad de México.
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