GUILLERMO PRIETO (1818-1897)
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El escritor José Joaquín Blanco plantea que Guillermo Prieto debe considerarse como uno de los mayores escritores y héroes cívicos mexicanos de todos los tiempos. Gracias a las memorias de Prieto, podemos viajar por el tiempo y respirar, de alguna manera, el clima cotidiano de la primera mitad del siglo XIX.
Guillermo Prieto: En la pulquería
“Imposible es describir el griterío, el barullo, el tono de tumulto de la pulquería, gritos silbidos, riñas, retozos, lloros, relinchos, rebuznos; todo se mezclaba a los cantos del fandango y al sonoro”. (Fragmento del libro Memorias de mis tiempos, capítulo I:1828-1840, escrito el 2 de agosto de 1886).
Recomendaciones:
- Parte de los escritos de Prieto, los podrás encontrar en su libro: Memorias de mis tiempos, Editorial Porrúa.
FRANCISCO ZARCO (1829-1869)
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Además de ser considerado como uno de los grandes políticos del siglo XIX, Francisco Zarco fue un periodista de primer nivel. José Woldenberg plantea que este personaje era verdaderamente versátil: “Ejerce su vocación de periodista encargándose de comentar no solamente los asuntos políticos, sociales y económicos sino que además se adentra en el periodismo sarcástico, la recreación de costumbres, la crónica de acontecimientos, las reseñas sobre lugares, el teatro y hasta la moda”.
Francisco Zarco: La mujer de amarillo
“Gusto me da mirar que en la moda todos son adelantos. Refiriéndome al figurín os diré: que la dama de la derecha está vestida de tafetán amarillo pálido, color delicado, pues ya sabéis el proverbio: quien de amarillo se viste, en su hermosura confía ”. (Artículo “Revista de modas”, escrito entre 1850 y 1855).
Recomendaciones:
- Parte de sus escritos, los podrás encontrar en el libro: Los imprescindibles, Francisco Zarco, Ediciones Cal y Arena.
IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO (1834-1893)
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Político, veterano de guerra, novelista, poeta y periodista. Es considerado un clásico de la literatura mexicana. El escritor Vicente Quitarte sostiene que era “un hombre íntegro que debía denunciar antes de celebrar; mostrar antes que disfrazar”. En muchas de sus crónicas se refleja este rasgo de su personalidad.
Ignacio Manuel Altamirano: Los olvidados del siglo XIX
“El miércoles, guiado por un noble y caritativo amigo nuestro, hicimos una visita a uno de los barrios más espantosos de la ciudad. Vimos de cerca a los que legítimamente pueden llamarse los Miserables de México” (Artículo “Una visita a la Candelaria de los Patos”, publicado en El Renacimiento, 16 de octubre de 1869).
Recomendaciones:
- Parte de sus escritos, los podrás encontrar en el libro: Los imprescindibles, Ignacio Manuel Altamirano, Ediciones Cal y Arena.
MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA (1859-1895)
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Este poeta y reconocido escritor colaboró en aproximadamente 40 periódicos. De acuerdo con Rafael Pérez Gay, la crónica de Gutiérrez Nájera resume, en gran medida, el espíritu progresista del porfiriato: “Festejaba a la burguesía naciente, elogiaba los procesos industriales, reseñaba los grandes descubrimientos de la ciencia en el mundo”.
Manuel Gutiérrez Nájera: ¡Vamos al baile!
“Ahora sí podemos exclamar: ¡ya hay bailes! tal como Carlos Monselet decía: ¡ya hay tropas! Baile probable el martes en la casa del opulento contratista Prida; baile el 14 en el famoso club del ‘Cotillón’, baile en las bodas del Sr. General Díaz… baile en todas partes”. (Artículo “Quién es quién en los bailes”, publicado en El Noticioso, 3 de octubre de 1881).
Recomendaciones:
- Parte de sus escritos, los podrás encontrar en el libro: Los imprescindibles, Manuel Gutiérrez Nájera, Ediciones Cal y Arena.
ÁNGEL DE CAMPO (1868-1908)
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Novelista y periodista; fue descrito por Manuel Gutiérrez Nájera como un personaje capaz de plasmar en su escritura fotografías que revelaban con claridad los instantes del acontecer urbano en la ciudad de México. Por eso, las crónicas de Ángel de Campo son ventanas que permiten asomarnos al pasado, al ritmo de México en el final del siglo XIX y a principios del XX.
Ángel de Campo: Retrato de un nuevo siglo
"Luz eléctrica a chorros, el asfalto laminado a manos llenas y una nomenclatura nueva y agradable al oído, hacen más por el progreso urbano que un bimestre de editoriales, un año de catecismo y una pareja de gendarmes en cada esquina".
(Artículo "Luz eléctrica, asfalto y nueva nomenclatura", publicado en El Imparcial, 25 de junio 1905).
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