DOMINGO 6 DE AGOSTO DEL 2017 11 AM
RECORRIDO POR EL CENTRO HISTORICO
TRES PALACIOS Y UNA JOYERIA
MUSEO DEL ESTANQUILLO
CASINO ESPAÑOL
CASA DE LOS CONDES DE MIRAVALLE
CASA DE LOS CONDES DE XALA
PUNTO DE REUNION ENTRADA DE LA IGLESIA DE LA PROFESA CALLE DE MADERO
EN EL PUENTE DE ACCESO
METRO ALLENDE O ZOCALO
HORA D EENCUENTRO 11 AM
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MUSEO DEL ESTANQUILLO
19 julio - 30 octubre 2017
Monsiváis y sus contemporáneos
Como parte del décimo aniversario del Museo del Estanquillo presenta una muestra que revisa los proyectos culturales que Carlos Monsiváis llevó a cabo en colaboración con personajes como Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Vicente Rojo, Iván Restrepo y Elena Poniatowska.
La curaduría es de Francisco Vidargas y se compone de secciones como Carlos antes de Monsiváis: contexto del México en el que el escritor estudió y se inició en el periodismo; colaboraciones en revistas y suplementos como Estaciones, Medio siglo, Mester y la Revista de la Universidad, México en la cultura y La cultura en México, proyectos liderados por Fernando Benítez, creador del grupo La Mafia, entre los que se encontraban Monsiváis, Vicente Rojo, José Luis Cuevas y Carlos Fuentes. Su momento como letrista con el grupo de rock Los Tepetatles al lado de Alfonso Arau, Julián Bernt, Vicente Rojo y José Luis Cuevas. Empresas
CASINO ESPAÑOL
La historia de este edificio comenzó en el año de 1863, cuando los miembros destacados de la Colonia Española en México fundaron el Casino Español como un club dedicado a difundir las estrechas relaciones entre nuestro país y la patria Madre; así es como José Toriello Guerra, Manuel Mendoza Cortina, Cayetano Rubio, Isidro de la Torre y Genaro Perogordo -entre otros- organizaron a su comunidad para acondicionar el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, el cual originalmente funcionó como la sede de sus reuniones.
Desde sus primeros años de existencia, el Casino Español ha sido visitado por figuras públicas que influyeron en la vida política y cultural de la República Mexicana, tal es el caso de personajes como Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Alvaro Obregón y Manuel Avila Camacho.
Tras casi 30 años de haberse albergado en el Palacio de los Condes de Calimaya, los representantes del Casino Español adquirieron un predio ubicado en la calle Espíritu Santo -actualmente conocida con el nombre de Isabel la Católica-, donde comenzaron un proyecto de construcción, el cual tenía el objetivo de albergar la actual sede de dicho club. Así es como en el año de 1895, el ingeniero Emilio González del Campo fue contratado para estar a cargo de la obra durante una década, hasta que el edificio fue inaugurado en 1905.
Desde entonces hasta la fecha, el Casino Español ha funcionado como la sede de conferencias, exposiciones de arte, presentaciones de libros y conciertos, además de ello, el lugar cuenta con la Biblioteca Hispano Mexicana “Carlos Prieto”, donde el visitante encontrará información que habla sobre el estrecho vínculo entre México y España.
Palacio de los Condes de Miravalle
TÍtulo concedido el 18 de Diciembre de 1690 por Carlos II a D. Alonso Dávalos y Bracamonte, Canciller de la Santa Cruzada en Nueva España y Caballero de la Orden de Santiago. Don Alfonso Davalos Bracamonte, primer conde de Miravalle, nació en Compostela el 22 de enero de 1645, fue hijo de Pedro Davalos Bracamonte y de María Ulibarri de la Cueva.
Es el edificio más antiguo de los llamados palacios condales en Ciudad de México y ubicado en la actual calle de Isabel la Católica No. 30, es uno de los que más transformaciones ha tenido desde el siglo XVII hasta la reciente restauración en el 2012; todavía se percibe su aspecto colonial en su fachada, digna representante del barroco sobrio, con la mezcla del tezontle en el paramento y los marcos de los vanos en cantería, y el interior del patio principal de filiación dórica, y se dice que para lograr que tuviera tal magnitud, fue necesario unir varias casas de mayor antigüedad
Lo construyó en el siglo XVII Leonor de Arias, viuda del capitán Pedro Ruiz de Haro quien hizo una inmensa fortuna con la extracción de plata en la mina del Espíritu Santo, situada en la Nueva Galicia, hoy Jalisco. En 1670 a don Alonso Dávalos Bracamonte de Ulibarri y de la Cueva, canciller mayor del Tribunal de la Santa Cruzada del Reino de la Nueva España, patrono de las misiones en la Baja California le fueron otorgados los títulos de Conde y Vizconde de Miravalle, caballero de la orden de Santiago y limosnero del convento de La Merced, comenzando la construcción de su mansión y para lograr que tuviera tal magnitud fue necesario unir varias casas de anterior construcción.
Este antiguo palacio barroco perteneció a Don Alonso Dávalos Bracamontes de Ulibarri y de la Cueva, un canciller mayor del Tribunal de la Santa Cruzada del Reino de la Nueva España, a quien le fue otorgado el título de Conde y Vizconde de Miravalle en 1670. Era conocido también por haber sido patrono de misiones organizadas por franciscanos y jesuitas en el estado de Baja California. Llegó a reunir 275 mil pesos para dicha actividad, una cantidad considerable para la época.
Ha sido remodelada constantemente desde el siglo XVIII, por lo que desde el punto de vista de la arquitectura, es casi imperceptible identificar los rastros y detalles de la época en que se construyó. A pesar de ello todavía se percibe su aspecto colonial, ya que cuenta con muros y hermosos marcos de cantera.
Los balcones estaban protegidos con toldos rojos, destacando el central que une tres vanos por un único barandal corrido sobre el vano de acceso y las dos dependencias laterales que posiblemente fueron accesorias de las conocidas como “de taza y plato”.
La fachada remata con pináculos, versión barroca de la almena como recuerdo de las construcciones fortificadas de épocas anteriores; el gran vano de acceso es un sencillo marco de cantería adintelado con decoración a base del tema del tableteado y con el escudo de armas del marqués rasurado, flanqueado por sombras de pilastras dórico-toscanas pertenecientes a una época, cerca de unos 15 años, en que a las casonas del Centro Histórico de Ciudad de México se le restituyeron estos toldos que fueron propios de la evolución arquitectónica de estas construcciones y de los que como testimonios existen algunas ménsulas metálicas.
Fue sede de la primera asociación literaria del país, pues en 1846 alojó al Ateneo Mexicano, fundada por Ángel Calderón de la Barca, primer embajador español en México. A partir de 1850 y durante 80 años alojó al Hotel Bazar que, sin competir con el más famoso de la época, el Hotel Iturbide, era uno de los más importantes de la ciudad, siendo considerado uno de los mejores y más cosmopolitas.
En 1930 fue adquirido por Francisco Sergio Iturbe, quien transformó la totalidad del inmueble para convertir parte del hotel en su lugar de residencia y el resto en pequeños espacios comerciales, transformación por lo que se llamó al inmueble Edificio Jardín. Iturbe, amante del arte, era frecuentado por pintores y escultores del momento e incluso se convirtió en mecenas de algunos de ellos, solicitándole a Manuel Rodríguez Lozano que realizara un mural en el descanso de la escalera imperial, pintando en 1944, “El Holocausto”, de su etapa pictórica llamada “blanca” .
Este mural, de solo tres colores, blanco, azul y gris sobre fondo negro, de casi 9 x 7 metros, muestra al centro el cuerpo de un hombre tendido, quizá muerto, sobre lo que simula una lápida, acompañado por seis mujeres mirando hacia arriba en actitud suplicante y las otras tres, a la derecha, con el rostro cubierto por un rebozo, mural que representa desolación.
CASA DE LOS CONDES DE XALA
Mandada a construir por el conde de San Bartolomé de Xala en 1763, esta casa ocupa un lugar importante por el simple hecho de que su arquitecto, Lorenzo Rodríguez, también fue constructor del Sagrario Metropolitano. De su destreza barroca aún quedan huellas. Una estructura de tres niveles, con fachada de tezontle y cantera labrada, revolotea en ventanas que alternan con incrustaciones de tezontle rojo y negro. Su interior evoca claramente la vida de la servidumbre en la parte baja —cocheras, portería, caballerizas, cuartos y cobertizo—, y en lo alto, la habitación de la familia Xala. Un patio principal, enmarcado por pasillos en tres de sus lados, que se acentúa con los dos arcos que los sostienen (en uno de ellos está inscrita la fecha de inicio y fin de la construcción, así como el nombre del arquitecto). En el segundo patio, como era la costumbre en las casas nobiliarias, se instalaban los cuartos para la servidumbre femenina, además de las letrinas y placeres. Las escaleras exudan esplendor: además del rodapié de azulejos que las recorre, el ascenso está vigilado por la inusitada escultura de un sirviente negro ataviado al estilo dieciochesco. Se ha supuesto que los balcones y el pretil de arcos invertidos de la azotea son posteriores; asimismo, luego de que en el siglo XIX la casa fuera deshabitada, se subdividió y se le agregaron accesorias comerciales que resaltan la mirada perdida de los angelitos que observan desde lo alto.
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