miércoles, 28 de febrero de 2018




 Curioso es observar cómo la historia juzga a los hombres; dicen que los que triunfan son los que escriben la historia, y tal parece que en el caso de Agustín de Iturbide  no le haya sucedido algo semejante.
Es cierto que no siempre se pueda hablar bien de un hombre que ha estado o haya estado ante la mirada de los demás; pero tampoco puede negarse que a ese mismo hombre se le traten de negar aquellos méritos logrados por sus hazañas, y particularmente por aquellas cosas que dio o hizo en favor de sus semejantes.
Muchos podrán criticar a Agustín de Iturbide, y no hay que dejarlo de hacer; pero una cosa es ver solamente lo negativo y otra negar aquello positivo que realmente hizo y de lo cual hoy todos disfrutamos y que por ende creo que se lo merece.
Agustín de Iturbide nació en Valladolid (hoy conocida como la ciudad de Morelia), un día 27 de septiembre de 1773. Hijo de una familia acomodada de origen vasca, estudió en el seminario (con lo que podemos asegurar, de cierto modo, una preparación religiosa), trabajando posteriormente en una hacienda propiedad de su familia,  era un joven inquieto; se dice, que muy inteligente, cierta ocasión, a los diecisiete decide dejar el seminario y tomar la carrera de las armas, sin duda era lo más prestigioso de la época, aunque sabíamos que no podía llegar al rango más alto militar, por ser nacido en lo que hoy es México, sólo ese privilegio lo mantenían los nacidos en España.
Se dice que fue pariente  del cura don Miguel Hidalgo por parte materna de la familia Villaseñor; Iturbide se casaría a los 22 años con Ana María de Huarte, estando destacado en la guarnición de Jalapa, al estallar la Revolución de independencia, recibió el ofrecimiento de Hidalgo, para que se uniera con el grado de teniente coronel, lo que Iturbide rechazó, pues, según se dice, también se le hizo poco.
Él no podía aceptar la manera  como los insurgentes hacían la guerra y más por la masacre ocurrida en la Alhóndiga de Granaditas, eso nunca se lo perdonó al movimiento; por el contrario, cuando los insurrectos se acercaban a Valladolid Iturbide salió para lo que  es hoy la capital a presentarse al virrey Venegas, quien lo incorporó las fuerzas del teniente coronel don Torcuato Trujillo para combatir a las fuerzas de los insurgentes de Hidalgo, que avanzaban de Maravatío a Toluca.


Iturbide fue un buen militar, combatió con energía en la legendaria batalla del Monte de las Cruces, el 30 de octubre de 1810. A partir de entonces se convirtió en un feroz perseguidor de las fuerzas insurgentes, personalmente hizo prisionero a un excelente guerrillero como lo fue Albino García, derrotó a Morelos en la batalla de las Lomas, tomando también prisionero a Mariano Matamoros para posteriormente ser fusilado, por lo cual el virrey Calleja, de quien era muy amigo, lo nombró jefe de operaciones en El Bajío, lugar donde se sabe cometió muchos abusos donde autorizó robos y arbitrariedades que estaban a la orden del día, y que puso de pretexto el  de evitar que los insurgentes se captaran de fondos económicos y provisiones.
Agustín de Iturbide era una persona de muy buen porte, buen jinete, apodado por cierto como el “dragón de hierro”, y de modales distinguidos, pero también de pocos escrúpulos. Finalmente estos excesos le cobraron factura  y fue separado de la milicia entre 1817 y 1820 quedando inactivo y dedicándose a su familia y a su hacienda.
Sin embargo, un cambio radical iba a suceder, por lo ocurrido en España en 1823, debido  al triunfo liberal de  Rafael  de Riego, se generó una gran preocupación en la nueva España, de cuál sería el destino de gobernabilidad,  mientras eso sucedida Iturbide fue reactivado, para terminar de una vez por todas, con el movimiento Insurgente todavía en manos de  Guerrero, Promovido al puesto de comandante del sur del ejército realista, se dice gracias en parte a su amante “la Güera Rodríguez”, Iturbide con esta encomienda tuvo una gran visión, de poder evitar nuevamente un gobierno con el mandato de un miembro de la corona española como los Borbón, y poder hacer lo que  muchos quizá en el fondo anhelaban, tener un gobierno en el cual fuera  dirigido por  nacidos aquí.
Era tiempo de ya no hacer guerra sino de hacer política, cosa que ningún insurgente tenia, este trabajo político solo lo podía hacer Iturbide, además de evitar lo principal; derramamiento de sangre, mediante misivas tuvo la suerte de convencer a Guerrero de fusionar las fuerzas y crear el movimiento trigarante que era deslindarse de España, mantener la religión católica y la unión en todos los sentidos entre americanos y europeos. A lo que en este acuerdo llego el “famoso abrazo de Acatempan” y digo famoso porque si bien hubo un arreglo entre las fuerzas y desde luego tuvieron el acuerdo, no está registrado que realmente se dieran un gran abrazo y se denominaran  casi como grandes amigos, si se registró como una alianza de respeto por el bien de lo antes comentado.
Por lo que ante esta situación Iturbide promulgó el Plan de Iguala en donde desconocía el antiguo régimen virreinal y declaraba la independencia mexicana.
Una vez lograda la independencia el 28 de septiembre de 1821, Iturbide fue coronado emperador de México en 1822, en un país en bancarrota, para su coronación pidieron dinero prestado,  les prestaron joyas y candelabros sólo para el evento, porque los tenían empeñados, se argumenta que su vestimenta fue hecha de unas cortinas, es decir fue una “subida” al trono totalmente decepcionante. Creo que al final  acepto ser emperador  para que no existiera una Anarquía, y evitar que nuevamente este país fuera a la guerra, además las rencillas políticas siempre estuvieron ahí, como de otros países con intereses, ahora ya como México, no les convencía del todo la popularidad de Iturbide ante el pueblo, por lo que lo consideraron un estorbo, y así para poder negociar con las familias aristócratas y empresariales de este naciente país, caso como Estados Unidos, con la finalidad de apoderarse de extensión territorial como Texas y lo que se pudiera, o como la misma España mantener negocios redituables como la minería. Por lo que por este entendimiento de una vil traición y  ya evitar más conflictos, decide abdicar por el bien del país en 1823, tal como se lo expone en una carta a su amigo, nada más y nada menos que  Simón Bolívar.
Exiliado en Europa, vivió en la toscana en la casa de campo de la hermana de Napoleón, como también radicó en Inglaterra, inquieto por su país, regresa en julio de 1824, porque se entera de una alianza entre Prusia, Rusia y Austria intentarían reponer el poder español y recuperar el territorio mexicano, por lo que ofrece sus servicios como militar para defender la patria, enviando una carta donde comunica al congreso su salida de Europa con rumbo a México,  pero un decreto del mismo congreso nacional, lo declaró traidor a la patria, por lo que no podía pisar México, y de ser así sería pasado por las armas, de la manera más cobarde a mi entender le asignan esta declaración, a sabiendas que no se enteraría una vez llegado al país, luego de haber pasado desapercibido en soto la  marina , fue capturado y hecho reo de muerte, Siendo ejecutado el 19 de julio de 1824 en Padilla, Tamaulipas, ante el pelotón que unos minutos antes Iturbide les regalara a cada uno de ellos una monedar de oro, y dejando como herencia a su esposa, solamente  su reloj y su biblia.
Tras la muerte de Iturbide, y luego de que la noticia llegara a la capital del país, provocó el luto nacional la población en general, pues él era considerado no sólo el libertador, sino también era conocido como el consumador de la Patria y autor de la bandera nacional.
El 7 de septiembre de 1971, el Congreso de la Unión, en el tiempo de la presidencia del Lic. Echeverría Álvarez, mediante un Decreto, establece que se festeje a Vicente Guerrero para honrarlo por la consumación de nuestra Independencia. En dicho documento se omite a  Agustín de Iturbide.
Si bien Iturbide tuvo errores, incluso como enemigo en la guerra, creo no se mereció el fin que tuvo, o decir que el gobierno no reconozca sus hechos, ya que el tuvo la brillantez política para consumarla junto a los demás, solo hay que leer un poquito para entenderlo al menos, pero de lo que sí estoy seguro,  fue su inmenso orgullo de haber nacido en este país y defenderlo a morir aunque para muchos lo hubiesen visto de diferente forma.



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